Cansada de su vida de jubilada, y de compararse con sus amigas que son abuelas, Marisa (Carmen Machi) decide viajar a un campo de refugiados griego donde, a su parecer, necesitan a gente exactamente como ella. Al llegar allí, descubre una realidad que no habría podido imaginar y que le lleva a explorar los límites entre el amor y la necesidad de sentirse útil.
Raquel
Estíbaliz acepta la invitación de su amiga del instituto, Raquel, para ir a las fiestas de su pueblo. Lo que parece ser un plan divertido se revela como una pesadilla.