Invitada
Marina es una treintañera que se gana la vida organizando bodas, y no porque sea una romántica empedernida, sino porque como ella misma dice "cuando la gente está enamorada, no mira el dinero". A diferencia de sus clientes, ella disfruta de una vida sin ataduras ni compromisos, hasta que una noche conoce a Carlos, un affaire más para ella y un momento de debilidad para él. Porque él tiene novia: Alexia, una joven perfecta y amiga de infancia de Marina. Cuando Alexia descubre la tarjeta de visita de Marina entre las cosas de Carlos, lo interpreta como una propuesta de matrimonio y dice que sí de inmediato.
Lorenza está a punto de cumplir 80 años, acaba de quedar viuda y decide regresar a su hogar juvenil. Su hija no aprueba está de decisión, pero sus nietas deciden acompañarla. Juntas, estas mujeres recorren el último tramo de su regreso, un viaje corto de 20 metros y 50 años, para reflexionar sobre las cosas que realmente importan.