Rafaela
María García, de 50 años, es propietaria de Dos Estaciones, una fábrica de tequila que alguna vez fue majestuosa y lucha por mantenerse a flote, y el vestigio final de generaciones de plantas de tequila propiedad de mexicanos en las tierras altas de Jalisco; el resto se ha plegado a corporaciones extranjeras. Una vez que una de las personas más ricas de la ciudad, María sabe que su situación financiera actual es insostenible. Cuando una plaga persistente y una inundación inesperada causan daños irreversibles, se ve obligada a hacer todo lo posible para salvar la principal fuente de economía y orgullo de su comunidad.