Ona Vives

Tras saber que se ha quedado embarazada, Valentina emprende un viaje emocional acompañada por una flor, la pintura y Oliver.

Tres amigas deciden aislarse a la casa de montaña de una de ellas para disfrutar de los últimos días de verano que les quedan. Durante esos días de agosto aprovechan para bañarse en el río, reír un poco y desconectar del mundo exterior. No obstante, una noche, haciendo sobremesa, que se había ido animando con alguna cerveza, una de ellas confiesa que una vez fue agredida sexualmente. A partir de esto, ponen en común experiencias sexuales desagradables que nunca habían confesado, dándose cuenta así que todas ellas, de alguna manera u otra, han sufrido agresiones.

Santi, un joven de 17 años, juega al fútbol con sus colegas en la entrada del pueblo, mientras Marco, su amigo de la infancia, vuelve tras dos años ausente. El último verano que Marco estuvo en el pueblo, Santi empezó a sentir algo por él. Pero viviendo en esa cueva, lo mejor era que se olvidase de él y se centrase en construir su vida en base a las tradiciones. La vuelta de Marco desequilibra a Santi, que por fin había logrado olvidarlo. Bajo la conservadora mirada de todo el pueblo, deberá luchar contra sus sentimientos a la vez que se plantea por primera vez su identidad.

Amelia y su amigo Clemente salen del cine y van de camino a un bar donde han quedado con sus amigos Leandro, Jimena, Christian, y Marta. Mientras todos charlan con unas cervezas en la mano, Amelia comienza a recibir muchos mensajes de su novio Sebas. Amelia le responde al principio, pero acaba ignorándolo, intentando disfrutar de la velada. Sebas insiste, llegando a llamarla por teléfono. Los amigos de Amelia no saben lo que está pasando.