Carolina es la menor de tres hermanas que viven encerradas en su casa. Todos los días su madre le trae un chancho que ella misma debe matar. Mientras que Estefanía y Tatiana, las hermanas mayores, deben cocinarlo. Luego todas se sientan a la mesa a comer. Su vida está marcada por el ritual de cocinar y comer, mientras la madre las hostiga. El tiempo pasa y esto se hace más evidente.