Ana es una joven que fue capturada como esclava y estando de venta en el mercado es liberada por los cristianos de Esmirna en el siglo II d.C. Es llevada a casa del Obispo de Esmirna, el reconocido Policarpo quien la acoge como una hija en medio de su casa y su familia. Ana que tenía otras creencias conoce en el nuevo lugar donde se encuentra cómo es la vida de los cristianos, qué piensan y qué creen y valora la bondad y amor que hay entre ellos. Pero un evento irrumpe en medio de esta situación. Un decreto del Proconsul Romano que ordena que para jurar fidelidad al César todos los habitantes de esa región deben reconocerle como dios y adorarle.
