Las fervientes oraciones de un monje producen un verdadero milagro en una ciudad industrial de Alemania del Oeste, que, sin embargo, no es entendido por la gente más que como una acción con afán lucrativo.
Alemania, 1945. Últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. El conflicto se puede dar casi por concluido, pues el país ha sido invadido por las tropas aliadas. Ya no quedan soldados adultos que defiendan las posiciones, tan sólo adolescentes. En una pequeña ciudad, un grupo de jóvenes ha recibido la orden de proteger un pequeño puente. Enardecidos ante la idea de defender a su país, y entusiasmados por la ideología nazi de "sangre y honor", los chicos se disponen a cumplir las órdenes recibidas.