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"Envidio la calma que te trae la fe", le escribe un joven a su padre. En una iglesia cristiana, observa a la gente; ve a otros hijos y a otros padres, y recuerda a Abraham e Isaac, qué eligió la fe por encima de su propio hijo. Piensa en su padre, que también ha elegido la fe, aunque eso signifique un distanciamiento muy grande entre ambos. Por no compartir ya las mismas creencias, no hay posible diálogo. El joven niega las creencias de su padre y las cuestiona, y él cree que son argumentos que Satanás ha puesto en sn corazón. En la iglesia, mira escéptico ese lugar que reune a todas esas personas por creer un mito, para encontrar un refugio frente a la incertidumbre y huir de cierto modo del abismo.