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Micro Men narra la peculiar relación de Clive Sinclair con uno de sus más brillantes y estrechos colaboradores en la época en que Clive dirigía Sinclair Radionics, Chris Curry. A finales de los años setenta, ciertas desavenencias entre ambos provocaron que Curry dejase plantado a su jefe para fundar su propia compañía, Acorn Computers, que libraría con Sinclair una enconada lucha por hacerse con el jugoso pastel que representaba el mercado británico de ordenadores, el cual experimentó una efervescencia tremenda a principios de los ochenta. Aquella lucha entre dos empresas a la caza de pingües negocios quedó personificada en sus dos máximos jefes, cuyo enfrentamiento adquirió a veces tintes de auténtica guerra pese a que ambos se admiraban, se respetaban y se envidiaban mutuamente.