En junio de 1971, los principales periódicos de EE.UU., entre los que se encontraban 'The New York Times' y 'The Washington Post', tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katherine Graham, primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee intentaban relanzar un periódico en decadencia. Juntos decidieron tomar la audaz decisión de apoyar al 'The New York Times' y luchar contra el intento de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda. Historia basada en los documentos del Post que recogían información clasificada sobre la Guerra de Vietnam.
Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort. A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de "El lobo de Wall Street". Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.
Enfrentamiento entre un duro policía y un inteligente atracador durante un tenso secuestro con rehenes en un banco de Manhattan. Según se desarrolla el peligroso juego del gato y el ratón, aparece una tercera persona que ha sido contratada por el influyente propietario del banco. Se trata de Madaline, una poderosa bróker que tiene una agenda secreta.
Henry (Ryan Gosling), un joven mentalmente perturbado, le anuncia a Sam Forster, su psiquiatra (Ewan McGregor), que piensa suicidarse en un plazo de tres días, cosa que el psiquiatra intentará evitar. Por su parte, Henry se dedica a enturbiar la relación de Sam con su novia Lila (Naomi Watts), pintora y antigua paciente suya. Poco a poco, la sólida y arraigada racionalidad de Sam empieza a tambalearse. Sometido a situaciones cada vez más surrealistas, llega un momento en que ya no puede distinguir entre realidad y ficción, y su yo y el de Henry se confunden.