En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, la Royal Navy libra una batalla desesperada para mantener abiertas las rutas de convoyes en el Atlántico y poder abastecer a las islas británicas, enfrentándose así al gran peligro que suponen los numerosos buques de guerra alemanes que, como el Admiral Graf Spee, recorren el océano en busca de cargueros que hundir.
El despótico alcalde de un pequeño pueblo británico maltrata a una pobre vendedora ambulante, cuya perrita le ha sido confiscada por no haber pagado las tasas municipales. Un periodista que presencia la escena y la publica en su periódico será llamado a declarar en el juicio como testigo.