Una joven doctora junto a su hija de 6 años viajan en un vuelo nocturno en medio de una terrible tormenta. En un avión medio vacío, y ante las inexplicables muertes de los pasajeros, ella comenzará a perder la conexión con la realidad y se verá obligada a revivir las peores pesadillas de su infancia
El siniestro fantasma de la Reina de Picas está buscando sangre, sus víctimas son estudiantes de un antiguo internado envuelto en rumores sombríos. Explorando el ala abandonada de la escuela, los adolescentes descubren un espejo cubierto de misteriosos dibujos. Frente a él, recitan juguetonamente un encantamiento que hace realidad sus deseos más íntimos, a costa de nada menos que sus almas.
Un sobre extraño se entrega a una oficina de arquitecto por error. Igor, un conductor, obtiene la tarea de llevarlo a la dirección correcta. A partir de ese momento, su vida se convierte en una cadena de eventos paranormales. La carta maldita invade la vida de Igor y lo conduce a un destinatario misterioso.
Preserving the text of the play, the amazing dialogues, the brilliant characters, we have transposed the action into today’s Russian provinces and changed only one thing: the age of the heroes. In Anton Chekhov’s play the heroines are aged around 25; now they are 55. What does that do? The heroes’ retorts, stylistically inappropriate from today’s twenty-year-olds, are absolutely organic for the older generation, the ‘Soviet’ intelligentsia. The problems of Chekhov’s classical work concerning the search for a meaning in life, the loss of ideals, the fear before death without having achieved anything in the world, the desire to be useful to others – all these things are also a typical attribute of the Soviet intelligentsia.